La zona de Tía María, en la provincia arequipeña de Islay, sí es factible, científicamente hablando, para generar una actividad y explotación minera sostenible con responsabilidad social y sin afectar su entorno y medio ambiente.
Así lo afirmó el consultor en desarrollo y minería sostenible, Manuel Aguilar Villalobos, quien señaló que hay varios elementos naturales, en Tía María que hacen posible su ejecución.
"He leído últimamente en la prensa que muchos se oponen, porque el polvo de Tía María va a contaminar los campos agrícolas. Eso no es correcto. El polvo significa que la actividad de Tía María más cercana al valle del Tambo sería la operación de La Tapada, que está a 3 000 metros, y a aproximadamente a 242 metros de altura, sobre el valle del Tambo”, subrayó.
Señaló que en La Tapada, la presión barométrica es de 241 kilos pascales menor.
“Y cuando las partículas vengan de La Tapada, ellas se van a dispersar a donde haya menos presión barométrica. Y el viento de La Tapada hacia el Valle del Tambo, en la rosa del viento horario, es solamente de 72 segundos por cada hora, Después, cambia la dirección del viento… En mi opinión de análisis aerodinámico de dispersión de las partículas, no se van a sedimentar en el Valle del Tambo. Eso sí lo puedo demostrar”, remarcó.
Tía María es un proyecto minero que pretende procesar óxidos de cobre de los yacimientos La Tapada y Tía María, ambos ubicados en el desierto de La Joya.
El punto más próximo del proyecto al valle del río Tambo se encuentra a una distancia de 2.5 kilómetros, en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región Arequipa.
En declaraciones a Red de Comunicación Regional (RCR), Aguilar Villalobos manifestó también la “total viabilidad” de la plena y pacífica convivencia entre las actividades agrícola y minera, a cortas distancias, inclusive.
Rentabilidad social
El magister en Ingeniería Mecánica de la Universidad Estatal Wayne (Estados Unidos) indicó igualmente que la inversión en general, y minera en particular, es atractiva no solamente por el beneficio de la rentabilidad económica, sino fundamentalmente por la rentabilidad social.
Advirtió además sobre la existencia de publicaciones científicas independientes, y libres de conflictos de intereses, que han investigado libremente sobre los potenciales impactos ambientales como los beneficios de la explotación minera.
En ese sentido, el investigador destacó la ventaja geográfica que tiene el Perú en poseer la altitud y frecuencia de los Andes para el desarrollo de una minería “a tajo abierto”.
“Porque cuando hablamos de una minería a tajo abierto, el primer cuerpo receptor va a ser el aire. Y por el viento, se va a desplazar. Pero cuando encuentra la altitud de los andes, que también tiene vegetación y otros obstáculos, muchas de estas cosas, que pueden incluir metales pesados, tiene que subir toda la superficie y la altitud de los andes y se quedan ahí. Por ejemplo, si tenemos una minería que produce concentrado de minerales, a mil metros de la actividad productiva sólo llega el 4 % de dichos minerales”, especificó.
Agregó que otro de los beneficios naturales que tiene el Perú es la existencia del pasto nativo, el ichu, una planta que crece a ras del suelo y que absorbe los minerales pesados empleados por la actividad minera, y evita la extensión a sus respectivos entornos.
En otro momento, Aguilar propuso utilizar parte de los recursos del canon minero para reducir “de manera directa y verificable” los altos niveles de mortalidad prematura por contaminación domiciliaria de las madres y familias de las comunidades rurales, causada por la absorción del humo de combustibles sólidos como, por ejemplo, la leña que utilizan para su uso diario.
Más en Andina
(FIN) RES
Publicado: 12/6/2019